La concha, quien da y quien quita

La Concha es la encargada de revivir, año tras año, con la celebración de las regatas de traineras una tradición que se remonta a tiempos remotos, cuando las txalupas llegaban al puerto tras el duro día de trabajo. La Bandera donostiarra rememora los desafios entre hombres de la mar;  recuerda las glorias remeras de cuatro o cinco generaciones de vascos que han tenido como meta e ilusión ir a jugar a Donostia. A competir en la Regata. Conscientes de su responsabilidad y del compromiso con su pueblo, y consigo mismos, de luchar hasta el último aliento. Miles de aficionados acudirán emocionados y nerviosos a la bahía. Desde Igeldo, Urgull o Santa Clara fijarán sus miradas en la lucha valiente y noble de sus hombres, y ahora también sus mujeres. Mientras, el pueblo, sus calles, solitarias y expectantes, mantienen viva la esperanza de contemplar el mágico acto del recibimiento a los campeones. Hasta los foráneos identificados con los colores podrán decir, orgullosos, hemos ganado. Porque la victoria de los catorce hombres o las catorce mujeres que han sido los elegidos, es también de aquel que, lejos del agua, desde tierra, ha vivido y sufrido la regata hasta la extenuación. Aquel que ha creido en el coraje y fuerza de esos brazos que han sido seleccionados para remar;  remar y ganar en Donostia.

ARGAZKI ZAHARRA 3_txY la mujer. La tradición se está fundiendo con el presente. Esas chicas que compiten, luchan, como no, tanto como los hombres. Y, a menudo, exhiben un remar más conjuntado, acompasado… es la estética más bella; la remada preciosa amenazada por el esfuerzo casi insoportable. Mujeres de mar, emulando a aquella que quedaban en tierra despidiendo a sus maridos, pero que a menudo tenian que empuñar el remo para cumplir con tareas cuando lo exigía el momento.

OLYMPUS DIGITAL CAMERAGanar en La Concha es para el remero y la remera el objetivo de todo el año, de años… de toda una vida. Un anhelo que reaviva la llama, como la herencia que pasa de padres a hijos, de madres a hijas. Porque de poco sirve ganar en las demás regatas, mantener la proa en Zarautz o en Bilbo, si llegado el momento las energias no están dispuestas para vencer en La Concha. Todas las victorias previas y postreras son menores a los ojos de la historia si no se gana en el Mundial. Como el o la atleta que gana en las pruebas de más prestigio, pero que falla en el campeonato más importante, y no será considerado el mejor, la mejor.

El triunfo en La Concha es quien da y quien quita. Lo decía mi padre, y mi abuelo, y también mi bisabuelo.

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